Qué ventajas tiene el concurso de acreedores

En los últimos años nos hemos familiarizado con el concepto concurso de acreedores. Se trata de una de las soluciones que se suelen poner encima de la mesa cuando un negocio no pasa por un buen momento. Como abogado en Tenerife he asesorado a muchas empresas sobre esta cuestión. Es importante tener claro desde el primer momento que no todas las que se presentan a un concurso de acreedores alcanzan una solución, algunas acabarán en la fase de liquidación.

Qué es el concurso de acreedores

El concurso de acreedores es un procedimiento judicial que sirve para paralizar las deudas, ejecuciones y embargos. Se trata de un mecanismo que permite organizar los pagos a los acreedores o salvar la situación de insolvencia si existe. Obviamente, la finalidad última es tratar de lograr la continuidad de la empresa. Lo que busca el concurso de acreedores es conseguir un convenio que intente que el negocio vuelva  a ser viable. Aunque es cierto que el porcentaje de logros suele ser muy pequeño.

La insolvencia puede deberse a un exceso de deudas, a la falta de liquidez o a una minusvaloración de los activos. Podemos hablar de insolvencia inminente, en la que la empresa prevé que no va a ser capaz de cumplir con sus obligaciones. O de insolvencia actual, en la que el deudor ya no puede pagar a los acreedores. En este último caso, existe la obligación legal de presentar la solicitud de concurso de acreedores en un plazo de dos meses.

Si no es posible llegar a un acuerdo con los acreedores es la Ley Concursal la encargada de proporcionar el procedimiento a seguir para liquidar el activo de un modo ordenado y repartir después el resultado entre los acreedores.

Qué ventajas tiene el concurso de acreedores

Qué ventajas tiene el concurso de acreedores

Una de las ventajas  que ofrece el concurso de acreedores es que el administrador del negocio sigue manteniendo la capacidad de tomar las decisiones de administración y de disposición de su patrimonio, siempre y cuando cuente con la aprobación del administrador concursal. No tienen la obligación de hacer frente a las deudas con su patrimonio personal. Además, es un procedimiento que puede ser llevado a cabo por todo tipo de empresas independientemente de su tamaño.

En el caso de que la empresa asuma que su continuidad ya no es viable puede pasar del convenio a la liquidación. El concurso es un buen método para renegociar las deudas, dado que se pueden llegar a conseguir reducciones de hasta el 50 %, lo que favorece la liquidez de la empresa. También supone la paralización de las ejecuciones iniciadas por los acreedores. Del mismo modo, la Seguridad Social y la Agencia Tributaria tampoco podrán plantear procedimientos de apremio a la empresa.

Esta figura legal frena la ejecución de aquellos bienes sobre los que se haya constituido una hipoteca o cualquier otra garantía real y sean necesarios para la continuidad de la actividad empresarial. También se para el devengo de los intereses que sean generados por los créditos hasta que se finalice el concurso de acreedores.

El responsable de la empresa está obligado a solicitar el concurso de acreedores cuando no puede, o prevé que no vaya a poder en el futuro, pagar sus obligaciones. Los requisitos específicos se establecen en la Ley Concursal y es cierto que no todas las firmas pueden acogerse a este procedimiento. Se ha de presentar ante el Juzgado de lo Mercantil.

Si no es un “concurso voluntario”, que parta de la propia empresa, puede solicitarlo un acreedor de la misma. Cuenta con un plazo de dos meses tras saber que no va a poder cumplir con sus obligaciones. Y este es el que se conoce como “concurso necesario”. En este caso las consecuencias son más negativas para la empresa, ya que sus responsables pierden la capacidad de administración y gestión.

La Ley Concursal establece un periodo de tres meses durante el que la empresa puede negociar un convenio con sus acreedores o una propuesta de refinanciación. En este caso, contar con los servicios de un abogado en Tenerife experto en concursos de acreedores como Fernández Bethencourt puede ser clave para los intereses de tu empresa.

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